martes, 29 de julio de 2008

Reseña: Ya estamos muertos

Ya estamos muertos.

Charlie Huston.

Reseña de: Jamie M.

Alianza editorial. Col. Runas. Madrid, 2008. Título original: Already Dead. Traducción: Pepa Linares. 246 páginas.

De un tiempo a esta parte las estanterías de literatura fantástica de las librerías de nuestro país se están viendo llenas de un aluvión de títulos de lo que en EE.UU. es casi un género dentro del género desde que Buffy diese el pistoletazo de salida en la TV, y que goza allí de una excelente salud y de una enorme cantidad de oferta: libros protagonizados por “investigadores” (en la acepción más amplia de la palabra) sobrenaturales (ya sean vampiros, magos, exorcistas, cazadores de seres fantásticos o cualquier combinación de ellos). Así en años recientes hemos visto como se traducían los libros de sagas de gran predicamento como Anita Blake, Harry Dresden, Jack Fleming, Félix Castor, Cassandra Palmer y algunos otros, a los que ahora Alianza en su colección Runas suma la primera entrega de la serie de Joe Pitt, un vampiro “independiente” moviéndose por un Manhattan dominado secretamente por bandas y organizaciones herméticas, que agrupan alrededor de 4000 vampiros, enfrentadas cual familias mafiosas, cada una con su propio territorio y luchando para imponerse y/o evitar la interferencia de los demás, mientras el común de los mortales no se enteran de nada de lo que se mueve en las sombras a su alrededor.

Joe Pitt, tan sólo quiere que le dejen tranquilo, y como eso es prácticamente imposible en la altamente estructurada sociedad vampírica de Manhattan, lo que hará es no unirse a ninguno de los clanes y trabajar para todos ellos como una especie de investigador privado (aunque sus tareas, nunca demasiado bien delimitadas, incluyan gran cantidad de mano izquierda para poder “nadar y guardar la ropa”, como se suele decir), lo cual no le pone las cosas fáciles precisamente al no dejar contento a nadie. Especializado en asuntos sobrenaturales que deben ser resueltos con discreción para que no afecten la vida de los humanos “normales” que comparten la isla con ellos ignorantes de su existencia. En esta primera aventura, Pitt deberá encontrar y eliminar a unos zombies que están causando estragos entre la desprevenida población y, a la vez, descubrir quién los está creando. En una segunda línea argumental, también recibirá el encargo de encontrar a una joven fugada de su millonario pero desgraciado hogar. Como suele suceder, ambos temas terminarán relacionándose y Pitt se encontrará en medio de una historia que le supera y que le hubiera gustado poder ignorar con toda su alma.

Dentro del descenso a los tópicos que supone la temática de Ya estamos muertos (incluso lo del detective sobrenatural está ya enormemente explotado) la originalidad de Huston reside en el intento de explicación del origen y método de propagación entre los humanos, cual si de una enfermedad se tratase, del contagio del vampirismo, la condición de zombie o de otras criaturas sobrenaturales. Según explica el propio protagonista, todo es una cuestión de transmisión de virus y bacterias, muy singulares sin duda, pero a la vez terriblemente mundanas; despojando a la cuestión, casi, de su componente fantástico y convirtiéndolo en una cuestión de control de plagas infecciosas. Es ahí, precisamente, en este tratamiento casi médico del tema, donde radica la diferencia con otras propuestas similares y donde podemos encontrar algo un tanto diferente y original.

Porque en el resto de la narración, al fin y al cabo, lo que nos encontramos es una novela negra con seres fantásticos. Asistimos sin pausa al relato de las investigaciones paralelas en las que se ve inmerso Pitt, típico investigador privado, celoso de su independencia, que las ve venir todas sin poder evitar los tortazos, recibiendo a partes iguales por todos lados antes de poder enterarse siquiera de qué va en realidad la historia en la que le han metido. Como en toda novela de detectives que se precie, las pistas se van sucediendo de forma harto engañosa y lo único que está verdaderamente claro es que existen demasiados intereses cruzados como para que la cosa termine a gusto de todos; y que alguien está jugando miserablemente con Pitt para satisfacer sus propios deseos. El protagonista se verá así forzado a ir mucho más allá de lo que voluntariamente habría ido o habría pensado ir nunca, descubriendo por el camino cosas sobre si mismo que nunca hubiese sospechado (nos encontramos así una vez más con la recurrente figura del “elegido”, del que sin comerlo ni beberlo se encuentra en medio de acontecimientos que le sobrepasan pero a los que está “destinado” y de los que saldrá renovado y mejorado [no estoy descubriendo nada que no se pudiera deducir por la existencia de posteriores entregas; sino no sería una “serie”, ¿no?]).

Charlie Huston es relativamente conocido en España sobre todo por ser el autor de una truculenta versión del Caballero Luna actualmente en publicación y donde ofrece una visión un tanto gore del personaje. En Ya estamos muertos comparte algo de esa línea, pero dejando más sueltos sus instintos, sin ataduras; ofreciendo una visión adulta y sin tapujos del turbio mundillo permanentemente en guerra de los clanes vampíricos newyorkinos.

Es ya un tanto repetitivo la tarea de ofrecer algún calificativo para los libros encuadrables dentro de este “género dentro del género”, dada su inevitable repetición. En este caso nos encontramos con un libro altamente entretenido para pasar el rato y matar unas cuantas horas (no demasiadas, que el volumen es corto y se lee en un suspiro), cuyo único objetivo parece precisamente el consumo rápido sin problemas, sin hacer trabajar a las neuronas: con mucha acción, algo de intriga y emoción, un toque sensual, unas cuantas muertes y vísceras, una escritura directa y sin florituras, una trama no demasiado enrevesada, un personaje algo tópico pero no carente de atracción… Un libro, en definitiva, para llenar una tarde en la que no se tiene nada mejor que hacer y del que se puede pasar inmediatamente a otra cosa sin apenas reflexión.



domingo, 27 de julio de 2008

Noticia: nominados a los premios Ignotus 2008


La AEFCFT otorga cada año los Premios Ignotus o Premios de la Asociación Española de Fantasía y Ciencia Ficción. Estos galardones nacionales recompensan, sobre todo, la labor de los autores españoles en diversas categorías.

Podrán participar en la segunda fase todos los socios de la AEFCFT, entidades colaboradoras, y aficionados en general inscritos en la XXVI HispaCon/IndalCon 2008, que se celebrará este año los días 25, 26, 27 y 28 de septiembre en Almería (más información en www.hispacon.net).

Enhorabuena a todos los nominados.

---

NOMINADOS A LOS PREMIOS IGNOTUS 2008

MEJOR NOVELA:

Alejandro Magno y las Águilas de Roma, de Javier Negrete (Minotauro)
Corazón de Tango, de Elia Barceló (351 editores)
Cristales de Fuego, de José Antonio Suárez (Ediciones Parnaso)
Los Navegantes, de José Miguel Vilar (Grupo AJEC)
Madrid, de Daniel Mares (Ediciones Parnaso)

MEJOR NOVELA CORTA:

Fluyan mis lágrimas, de Gabriel Benítez (Grupo AJEC)
Mundo al revés, de Ángel Padilla (Ediciones Parnaso)
No habrá vergüenza en la derrota, de José Luis López Aranguren (UPV)
Sobre los inmortales, de Ezequiel Dellutri (UPV)
Superficie, de Héctor Álvarez Sánchez (Ediciones Parnaso)

MEJOR CUENTO:

Aduya, de Sergio Parra (Andrómeda)
El día señalado, de Enrique Vila-Matas (Anagrama)
En la granja de órganos, de Julián Díez (Vórtice en Línea)
La apertura Slagar, de Santiago Eximeno y Alfredo Álamo (NGC 3660)
Procedimiento de rutina, de Ramón San Miguel (Sitio de Ciencia Ficción)

MEJOR ANTOLOGÍA:

Certamen Alberto Magno 2006, de VV. AA. (UPV)
Cuando los osos descubrieron el fuego, de Terry Bisson (Alianza)
El Enviado, de Joseph E. Álamo (Grupo Ajec)
Premio UPC 2006, de VV. AA. (Ediciones B)

LIBRO DE ENSAYO:

El demonio en el cine, de VV. AA. (Valdemar)
Fantástica Televisión, de Alfonso Merelo (Grupo AJEC)
Horrormanía, de José Manuel Serrano (Alberto Santos editor)
Jabberwock volumen 2, de VV. AA. (Bibliópolis)
La verdadera identidad de James Tiptree, de Julie Philips (Circe)

ARTÍCULO:

Ayer y mañana del estudio de la ciencia ficción en España, de Julián
Díez (Hélice)
Hermeneútica relativista, de Gabriella Campbell (Hélice)
La realidad fantástica: estética, ficción y Postmodernidad en
Cervantes y Tim Burton, de Fernando Ángel Moreno (Jabberwock)
Las aventuras de Emmanuel Goldstein. Usos ideológicos de la
ciencia-ficción, de Alberto García Teresa (Jabberwock)
Propuesta para una nueva caracterización de la ciencia ficción, de
Julián Díez (Hélice)

ILUSTRACIÓN:

Cristales de fuego, de Felideus (Ediciones Parnaso)
Dholak (los últimos días de Bartpurt), de Alfonso Seijas (Silente)
La marea del despertar, de David Daza (Hegemon)
Leyenda, de Enrique Corominas (Gigamesh)
Urnas de Jade, de Manuel Calderón (Grupo AJEC)

PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL:

Cazador de mentiras, de David Jasso (corto promocional)
El orfanato, de J. A. Bayona (cine)
Hispacón 2006, de Ramón Castillo (dvd)
Próxima, de Carlos Atanes (cine)
REC, de Jaume Balagueró y Paco Plaza (cine)

TEBEO:

La Legión del Espacio, de Alfredo Álamo y Fedde Carroza (Grupo AJEC)
La tira de la Saga, de Santyago Moro (Silente)
Sueños sin noche, de VV. AA. (Diabolo)

POESÍA:

Berrido, de Francisco Fernández Miser (Días de Vino y Fandom)
El árbol del dolor, de Gabriella Campbell y Víctor Miguel Gallardo
Barragán (Ediciones Efímeras)
Héroes, de Óscar Camarero (Editorial @becedario)

REVISTA:

Alfa Eridiani (José Joaquín Ramos)
Hélice (Asociación Cultural Xatafi)
Miasma (Fanzine Miasma)
Sci-Fi.es (Sci-Fi Universal)
Vórtice en Línea (Ediciones Parnaso)

NOVELA EXTRANJERA:

253, de Geoff Ryman (Grupo AJEC)
China Montaña Chang, de Mauren F. McHugh (Omicron)
La carretera, de Corman McCarthy (Mondadori)
Los hijos de Húrin, de JRR Tolkien y Christopher Tolkien (Minotauro)
Puente de pájaros, de Barry Hughart (Bibliópolis)

CUENTO EXTRANJERO:

Cuando los osos descubrieron el fuego, de Terry Bisson (Alianza)
El monstruo de las galletas, de Vernor Vinge (Grupo AJEC)
En busca del libro de arena, de Rhys Hughes (Bibliópolis)
Macs, de Terry Bisson (Alianza)
Tom Brigthwind o Cómo se construyó el puente mágico de Thoresby, de
Susanna Clarke (Salamandra)

WEB:

BEM On Line (Grupo Interface)
Literatura Fantástica (Mariano Villarreal)
NGC 3660 (Pilar Barba)
Sitio de Ciencia Ficción (Francisco José Suñer Iglesias)
Stardust CF (Javier Romero)

viernes, 18 de julio de 2008

Convocatoria: FantasyMereth

Nos hacemos eco de la siguiente convocatoria:

==

FantasyMereth: ven a la reunión de fantasía, ciencia ficción y terror de Fantasymundo en agosto en Barcelona.

Del 14 al 17 de agosto se celebra en Pontons (Barcelona) la convención de fantasía, ciencia ficción y terror de Fantasymundo (http://www.fantasymundo.com), la FantasyMereth. Como sucedió en semana santa, contamos con el patrocinio de las editoriales Minotauro y Timun Mas, así como la participación de Scyla, que han donado varios lotes de libros para los asistentes. FantasyTienda también se une, aportando varios libros de su fondo.

http://www.fantasymundo.com/mereth/

En esta ocasión el planteamiento de la FantasyMereth será similar a la anterior de semana santa, con algunas diferencias. Disponemos de 116 plazas, y el primer plazo de inscripción termina el 1 de agosto. En esta ocasión habrá algunos talleres y torneos más, a destacar el de fotografía y de Mölkky (juego finés de bolos), aparte de los habituales talleres y torneos de Go, Heroquest y videojuegos (de momento).

Volveremos a tener Gymkana multitemática, algo diferente a lo usual (repasad conocimientos), y también Rol en vivo, que en esta ocasión tendrá poco que ver con los habituales de las mereth. La temática será el terror, y los apuntados a la FantasyMereth podrán ir comprobando antes de la convención de que va el argumento.

Estos eventos los organiza Fantasymundo, como portal de Esfera Fantástica, S.L., junto con la tienda online FantasyTienda, la página dedicada a J.R.R. Tolkien y su obra Dor-Lómin, y la Asociación Cultural Mythopoeia. Más información en la página oficial de la FantasyMereth. Si queréis ver fotografías y vídeos, en esta página tenéis abundante material audiovisual (sólo para valientes).

Si queréis leer la crónica de la última, sólo tenéis que acceder a esta página:

http://www.fantasymundo.com/articulos/1258/cronica_fantasymereth_2008

En este hilo del foro se está hablando sobre la mereth, y podréis informaros con gente que ya ha estado si estáis indecisos:

http://www.fantasymundo.com/foros/vermensaje.php?foro=6&mensaje=2888


Planning de Actividades (los datos pueden variar)

JUEVES 14

13:30 - 15:00 Comida
15:00 - 17:00 Conocer el lugar. Exploración del albergue y de los alrededores (bosques, senderos, etc)
17:00 - 20:30 Talleres (Go, fotografía, Heroquest y videojuegos de momento).
20:30 - 22:00 Cena
22:00 - 23:00 Hora de reposo
23:00 - ??:?? Partida de Hombres-lobo de VillaMereth -juego narrado- y actividades varias

VIERNES 15

09:00 - 10:00 Desayuno
10:00 - 11:00 Hora de descanso
11:00 - 13:30 Talleres y torneos de Go, fotografía, Heroquest, Mölkky (juego finés de bolos) y videojuegos.
13:30 - 15:00 Comida
15:00 - 16:00 Hora de relax (coge fuerzas)
16:00 - 20:30 Gymkana Especial
20:30 - 22:00 Cena
22:00 - ??:?? Conclusión de la Gymkana Especial, torneo de Singstar y juerga varia.

SÁBADO 16

09:00 - 10:00 Desayuno
10:00 - 11:00 Hora de descanso
11:00 - 14:00 UltraCortos y reparto de papeles de rol
14:00 - 15:30 Comida
16:00 - 20:30 Rol en vivo de misterio y terror
20:30 - 22:00 Cena
22:00 - ??:?? Conclusión del rol en vivo, concurso de disfraces
??:?? - ??:?? Entrega de premios a los asistentes de la mereth

DOMINGO 17

09:00 - 10:00 Desayuno
10:00 - ??:?? Despedida, cierre y abrazos fuertes


Alejandro Serrano
Director Canal Literatura
http://www.fantasymundo.com
http://www.fantasytienda.com
Tel.: 615.429.740.
alejandro@fantasymundo.com

viernes, 11 de julio de 2008

Reseña: El Imperio Final

El Imperio Final.
Nacidos de la Bruma 1.

Brandon Sanderson.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Ediciones B. Col. Nova # 205. Barcelona, 2007. Título original: Mistborn. Traducción: Rafael Marín Trechera. 669 páginas.

Uno de los problemas de autoerigirse en renovador o “regenerador” del género, como se atribuye a Sanderson, es que, por muy satisfactoria que sea la lectura de una de sus obras, la misma siempre va a ser mucho más crítica que con un autor que no se de tantas ínfulas de originalidad, sobre todo cuando la supuesta renovación tan sólo consiste en una hábil traslación del sistema de poderes extraordinarios de los superhéroes de toda la vida a la “magia” de un mundo semi medieval con una curiosa división social.

Brandon Sanderson en El Imperio Final lo hace francamente bien, la novela es muy interesante, emocionante y no pierde ritmo a lo largo de sus muchas páginas. La lástima es, entonces, que el supuestamente hiper revolucionario e innovador sistema de magia no lo es tanto, y el lector no puede sino esbozar una sonrisa cómplice mientras imagina a los protagonistas balanceándose entre los edificios y torres cual si de Spider-Man o Spider-Woman de otros tiempos se trataran (eso sí, sin telaraña de por medio). De hecho, si se analiza mínimamente, pronto se descubre que en realidad no hay “magia” en este libro, sino superpoderes originados o potenciados por ayudas externas.

En el mundo oscuro y ceniciento de El Imperio Final, existen unos pocos elegidos nacidos con la capacidad de “quemar” ciertos metales previamente ingeridos y, según se trate de uno u otro, adquirir diferentes habilidades que les harán destacar sobre el resto de sus congéneres. En una sociedad enormemente fracturada entre los esclavos, los skaa, y los nobles, poseedores de la “alomancia” (la capacidad de quemar metales), la mezcla está estrictamente prohibida. Sin embargo, alguno de esos nobles mantienen secretas relaciones con jóvenes skaa, llegando a tener una descendencia proscrita. Entre esos perseguidos vástagos, unos pocos heredan sus poderes. En ambos casos, existen dos tipos de individuos: los “brumosos”, que sólo pueden quemar un binomio de metales y obtener así un solo tipo de poder, y los “nacidos de la bruma”, extraordinarios sujetos que son capaces de dominarlos todos.

Todo lector de superhéroes enseguida reconocerá entre esas maravillosas habilidades los superpoderes de toda la vida: La atracción-repulsión del metal que permite dar enormes saltos o correr a inmensa velocidad; la potenciación mental que permite la telepatía o la empatía o crear una “nube” de silencio que los apague a ambos; la telequinesis (entre objetos metálicos); el aumento de los sentidos, superoído, supervista, superfuerza, superagilidad… Pero aunque al final el sistema no sea tan “original” como su autor quiere vendernos, lo cierto es que todo ello se encuentra perfectamente explicado y justificado, y, mejor aún, perfectamente integrado en una narración sin duda apasionante.

Vin es una superviviente, una ladrona skaa integrada en una banda que malvive al margen de la sociedad. Siempre ha sido consciente de que posee un don especial que ella llama “suerte” y que le permite una mínima manipulación mental a su favor de aquellos que le rodean. Desconfiando de todo el mundo, cuando agitador trotamundos Kelsier la encuentre y le muestre la verdadera dimensión de sus dones, se verá inmersa sin embargo en un ambicioso plan destinado a impulsar la rebelión skaa en busca del fin del cruel régimen del Lord Legislador.

A través de una tensión creciente, la trama va avanzando entre el entrenamiento-aprendizaje de Vin, los planes aparentemente dementes de Kelsier, espectaculares combates individuales y colectivos, o las imágenes del pasado que se van dejando vislumbrar de un mundo anterior muy diferente al que en el presente se mueven los protagonistas y que deja con muchas ganas de saber cómo se ha llegado a esa situación (en ese sentido las citas que abren cada capítulo con extractos del diario de una persona destinada a convertirse en el Héroe de las Eras, el salvador del mundo, son tan reveladoras como intrigantes y causantes de confusión). El tempo está muy bien llevado, intercalando las escenas de acción frenética con otras más introspectivas, necesarias para dar explicaciones o crear dudas y preguntas que serán contestadas más adelante. Abusa, quizá de las descripciones de los bailes de los nobles, con las visitas a y las descripciones de sus respectivas fortalezas, que se hacen un tanto repetitivas, pero que hay que reconocer que son algo necesario para la trama.

Tiene Sanderson, por otro lado, la virtud de que el lector no pueda dar nada por sentado, propiciando varios cambios de rumbo en la acción totalmente sorpresivos a la par que coherentes, consiguiendo que haya que dejar a un lado las ideas o teorías preconcebidas durante la lectura y construir de nuevo la red de suposiciones que el lector se había creado en su mente.

Es un mundo rico en trasfondo, muy pensado y hábilmente desarrollado. Aunque el final es bastante cerrado, deja plantadas las suficientes semillas como para que el lector quede impaciente ante la espera del siguiente volumen, El Pozo de la Ascensión, donde sin duda el autor profundizará en la visión de su mundo con nuevas revelaciones, sobre todo, por lo que se intuye de su título en referencia a lo leído en el que nos ocupa, de su intrigante pasado que no queda muy claro en este Imperio Final.

Nota destacada totalmente aparte de la cuestión literaria merece la horrenda portada con la que Ediciones B ha tenido a bien castigar a esta novela y que parece destinada a espantar más que a atraer al lector despistado que no sepa exactamente lo que busca. Que la misma no desanime a nadie. Si lo que busca es una fantasía algo distinta, bien narrada, emocionante y francamente entretenida, este puede ser su libro. Recomendable, sin duda.

==

Reseñas de otras obras de Brandon Sanderson:

Elantris.

El Pozo de la Ascensión. Nacidos de la Bruma 2.

El Héroe de las Eras. Nacidos de la Bruma 3.



martes, 8 de julio de 2008

Reseña: El significado de la noche

El significado de la noche

Michael Cox

Reseña de: Amandil

Editorial Planeta-Círculo de Lectores. Barcelona, 2007. Título original: The Meaning of Night. Traducción: Alberto Coscarelli. 694 páginas.

Las novelas que giran en torno a un "misterio", ya sea un asesinato, un terrible secreto o un robo magistral e inexplicable, por ejemplo, siempre se enfrentan a un problema: conseguir mantener las expectativas del lector cuando se llega al desenlace.

Si ese desenlace es sorprendente se podrán perdonar algunos "atajos" que el autor haya podido tomar durante el desarrollo de la historia. En cambio, si el resultado final "se ve venir" (el tradicional "el asesino es el mayordomo") o simplemente es una bobada, entonces incluso las mejores virtudes del relato se pueden venir abajo y quedar olvidadas ante un final excesivamente predecible.

En El significado de la noche nos acercamos, a mi pesar, más a la segunda opción que a la primera. La historia mantiene un nivel muy elevado (tanto de estilo como de originalidad) hasta que encara el final (aproximadamente a 150 páginas de la conclusión), momento en el que, de repente, todo el buen arte de Michael Cox se viene abajo en un giro predecible y demasiado tópico (el recurso al engaño entre los amantes) que arrastra tras de sí los grandes momentos del libro.

La sensación que queda al final, por lo tanto, es la de que se ha leído una espléndida oportunidad perdida. Uno de tantos "buenos principios y malos finales". Y es muy molesto porque el libro es muy ameno y se ve, claramente, que el autor ha dedicado muchísimo tiempo a documentarse y ha tratado con mimo todos los detalles que rodean el relato. Además acaricia diversos géneros novelescos (histórico, romántico, de intriga, de misterio) con una maestría encomiable al tiempo que permite al lector dar un paseo por la Inglaterra victoriana de un modo creíble y enriquecedor.

El libro se presenta como un trabajo académico y de recopilación de un editor inglés sobre unos manuscritos de mediados del siglo XIX de un autor desconocido. Tras estudiarlos y tratar de descubrir quien es el autor y a qué personajes "históricos" reales hace referencia, se le da forma de libro ordenándolos cronológicamente.

En estos textos se conoce una historia que se centra en un personaje central, Edward Glyver o Glapthorn, quien descubre que sus verdaderos padres , los Duport, no se corresponden con aquellos que le criaron, sino que formaban parte de la alta sociedad victoriana. Debido a un evento concreto, que se desvela en la parte final del libro y que es uno de los puntos débiles de la historia, el protagonista se vio apartado de una vida de lujo y esplendor en la que poder desplegar sus gustos filológicos y su amor por las artes, siendo criado por una mujer de clase media y creyendo que su padre es un marinero borracho y sucio que murió cuando el niño apenas tenía cinco años. Para colmo de males aparece en escena su "némesis", Phoebus Rainsford Daunt, en la figura de un individuo engreído, petulante y manipulador que, por una serie de azares del destino (y en especial los maquiavélicos designios de su madrastra) se coloca en la posición que Edward debería haber ocupado si hubiese permanecido entre su verdadera familia.

Pero la vida del protagonista, que pese a la adversidad estaba llamada a ser un cúmulo de éxitos y reconocimientos gracias a su perspicacia, su inteligencia y sus múltiples dones, se ve abocada a la mediocridad por culpa de Phoebus, que se convertirá con el tiempo en su única obsesión, a la que querrá destruir de un modo u otro (y no le faltarán buenas razones para ello, según va descubriendo el lector página tras página). Mientras se prepara para consumar su venganza, en la que espera demostrar su verdadera naturaleza y arrebatarle los lujos inmerecidos a su rival, trabaja como "resuelve problemas" (una especie de Señor Lobo como el de la película Pulp Fiction, pero con flema inglesa) para un prestigioso bufete de abogados londinense.

La madeja viene a enrollarse aún más con la irrupción de Emily Carteret, la mujer de la que se enamora el protagonista, dedicando su habitual meticulosidad a conquistarla en medio de un trágico suceso que viene a añadir al relato una pizca de "historia de detectives", mientras el lector asiste a la que será la gran revelación de la trama... y que resulta ser un fiasco.

Entre tanto podemos disfrutar de la maravillosa recreación de una época y una sociedad que Michael Cox expone con solvencia y muy buen estilo, consiguiendo que aspectos desconocidos para el lector ajeno a los usos británicos y los datos históricos, quede atrapado en el atractivo de la era victoriana y esa combinación magistral (que recuerda a Dickens y Conan Doyle) en algunas descripciones de la mole londinense y su papel de corazón del mundo.

En cualquier caso, y aunque he de reconocer que el estilo de la novela es muy atractivo y su redacción (y traducción) es plenamente satisfactoria, el hecho de que la "sorpresa" se vea venir reduce considerablemente la sensación de satisfacción al terminar de leer el libro. Pese a ello invito a leer El singnificado de la noche para disfrutar de una inmersión refrescante en una época fascinante, acompañado de un personaje tan interesante como desconcertante en algunos momentos.


domingo, 6 de julio de 2008

Reseña: El diablo que ya conoces

El diablo que ya conoces.

Mike Carey.

Reseña de: Jamie M.

Dolmen editorial. Palma de Mallorca, 2007. Título original: The Devil you Know. Traducción: Tina Parcero. 396 páginas.

Mike Carey fue durante un buen número de años el guionista del cómic (entre otros muchos) Hellblazer, donde se narran lasa aventuras (o más bien desventuras) de John Constantine, especie de mago desfacedor de entuertos sobrenaturales. Y lo cierto es que se nota. Yo no sé si es que se quedó con ganas de más, si se dejó historias por contar en el “tintero” o si es que se ha quedado anclado en el registro…, pero este Félix Castor, protagonista de El diablo que ya conoces, se me antoja un trasunto excesivamente parecido a aquel (chistes sobre gabardinas incluidos) como para marcar una distancia real que separe a uno de otro. Y si te gustan o te gustaron, como es mi caso, las historias de Hellblazer, lo cierto es que tampoco hay mayor problema, es muy posible que el libro no te defraude; pero también es cierto que se le debería pedir algo que el simplemente vivir de los clichés establecidos por el cómic.

El mundo de Félix Castor no es el de Constantine (eso faltaría). En El diablo que ya conoces el mundo de lo sobrenatural ha empezado a manifestarse libremente a plena vista, mostrándose fantasmas o zombies abiertamente ante la mirada de las personas “normales” (cosa que no sucedía en el cómic, donde todo el mundo mágico permanece mucho más secreto), pero lo que es el personaje, su caracterización, sus reacciones, su actitud vital pasota y descreída ante todo y todos los que le rodean, sus diálogos cáusticos, su cinismo y el toque de amargura… beben sin rubor de la personalidad que durante tantos años y a lo largo de tantos comic-books ha ido forjándose John Constantine.

Verdad es, también, que el formato “novela” permite al autor una mayor libertad, una mayor expansión para profundizar en los detalles, en la psicología o en los estados anímicos que en la versión gráfica, más centrada en otros aspectos visuales; pero también lo es que Carey tampoco parece excesivamente preocupado de caracterizar a su personaje o a sus secundarios.

El diablo que ya conoces es un thriller fantástico, donde Félix Castor, de profesión exorcista (aunque en medio de un periodo “sabático”, dedicándose cuando se inicia la novela a hacer funciones de magia disfrazado de payaso), se ve forzado por ciertas deudas (propias y ajenas) a aceptar, contra su voluntad y todo lo que le dictan sus instintos, un caso aparentemente sencillo: expulsar un espíritu femenino que se ha instalado en la sede del Archivo Bonnington, apareciéndose a los trabajadores y dificultando el normal desarrollo de sus tareas. Cuando Castor, como previo paso al exorcismo, empiece a indagar sobre las motivaciones que han llevado al fantasma a morar en tal lugar o qué es lo que la ata a ese edificio en particular, las cosas comenzarán a complicarse, y mucho, llegando a correr peligro su propia vida.

Con una prosa más que correcta, aunque excesivamente directa, sin ningún artificio literario, Carey irá haciendo aparecer a los distintos personajes implicados, dejando caer pequeñas pistas (que muchas veces confunden más que ayudan al lector a desentrañar el misterio, como callejones sin salida) sobre los oscuros secretos que se ocultan tras la, en apariencia, apacible fachada del Archivo Bonnington.

Castor se verá envuelto en un asunto que le supera, donde su auténtico problema serán los vivos y no los muertos, donde un jefe mafioso con turbios negocios de prostitución con ramificaciones hacia los países del este de Europa se tomará un interés muy personal en su investigación, y donde hombres bestia, súcubos y fantasmas parecen haber cogido número en la fila para hacer de su vida un infierno. Afortunadamente para él, también encontrará algún amigo por el camino, desde su sicodélica y medio bruja casera hasta la bibliotecaria enrollada cuya ayuda resultará imprescindible, porque sin ellas su futuro habría sido pero que muy negro.

Llega un punto en que el libro, a pesar de su escritura algo plana, ya no se puede soltar metido uno de lleno en la emoción de lo narrado. A los seguidores de Hellblazer y Constantine (como, ya lo he confesado, es mi caso) sin duda les gustará, pues se antoja un guión del citado cómic engordado y desarrollado en forma de novela, aunque poco más. Es una lástima que Carey no consiga despojarse del manto (o la gabardina) de Constantine para facturar una obra algo más original; aunque lo cierto es que El diablo que ya conoces entretener, entretiene. A veces no se le puede pedir más a una novela (¿o a un autor?).

viernes, 4 de julio de 2008

Noticia: Presentación de "El abismo en el espejo" en la Semana Negra

Presentación de El abismo en el espejo en la Semana Negra de Gijón

Durante el transcurso de la próxima Semana Negra de Gijón, Hegemon Ediciones tendrá el placer de presentar su nuevo lanzamiento: El abismo en el espejo, de Rodolfo Martínez.

El libro será presentado por el escritor Victor Conde, y la presentación contará con la presencia del autor, el asturiano Rodolfo Martínez, y de Unai Herrán por parte de la editorial.


Un hospital.
Tres personajes caminan hacia un laberinto que quizá no tenga salida.
Corzo, un escritor que, sin razón aparen
te, descuartizó a su familia hace once años; y que ahora ve pasar los días confinado en la habitación más peculiar del centro, rodeado de espejos.
Isabel, una joven doctora fascinada por su paciente y obsesionada por averiguar los motivos que le llevaron a asesinar a su mujer e hijos.
Y Mario, el informático del hospital, y quizá el hombre que más sabe en el mundo sobre Corzo y su obra literaria.
Sobre los tres pesa la sombra de lo sucedido hace once años, algo que dista mucho de estar terminado. El pasado acecha al presente e intenta crear un futuro en el que quizá todo acabe despeñándose en un abismo.
En el abismo que acecha tras un espejo. Y más allá de él…

Rodolfo Martínez construye con esta novela una fascinante historia de intriga que transita por la frontera entre la realidad, la locura y la fantasía.

Rodolfo Martínez (Candás, Asturias, 1965) publicó su primer relato en 1987 y, desde entonces, se ha convertido en uno de los autores indispensables de la literatura fantástica española, aunque si una característica define su obra es la del mestizaje de géneros, mezclando con engañosa sencillez y sin ningún rubor numerosos registros, desde la ciencia ficción y la fantasía hasta la novela negra y el thriller, consiguiendo que sus obras sean difícilmente encasillables.

Ganador del premio Minotauro (otorgado por la editorial Planeta) por Los sicarios del cielo, ha cosechado numerosos galardones a lo largo de su carrera literaria, como el Asturias de Novela, el UPV de relato fantástico y, en varias ocasiones, el Ignotus (en sus categorías de novela, novela corta y cuento). En el Premio UPC (de la Universidad Politécnica de Cataluña) de novela corta quedó finalista en un par de ocasiones y recibió la mención del jurado en 1998.

Su obra holmesiana, compuesta hasta el momento de cuatro libros, ha sido traducida al portugués, al polaco y al turco y varios de sus relatos han aparecido en publicaciones francesas.

Desde mediados de los noventa compagina la actividad literaria con su trabajo como programador para una empresa asturiana de informática.

jueves, 3 de julio de 2008

Noticia: Artifex Cuarta Época número 1

Nos hacemos eco de la siguiente nota informativa:

==

NACE ARTIFEX CUARTA ÉPOCA.

Es todo un placer comunicaros la aparición del número 1 de Artifex Cuarta Época, revista electrónica en formato PDF dedicada a la literatura de género fantástico. Esta nueva reencarnación, que mantiene el espíritu del original adaptándolo a la realidad de las nuevas tecnologías. Después de casi dos años, Artifex vuelve a salir, gracias a la implicación en el proyecto de la Asociación Cultural Xatafi (Santiago Eximeno, Juan García Heredero, Alberto García-Teresa, Natalia Garrido, Fidel Insúa, Teresa López Pellisa, Alejandro Moia, Fernando Ángel Moreno, Antonio Rómar y Javier Vidiella). Desde aquí queremos agradecerle a Julián Díez y Luis G. Prado, los anteriores coordinadores del proyecto, toda la ayuda que nos han prestado para hacer posible esta nueva encarnación de Artifex.

Se han producido algunos cambios con respecto a las anteriores etapas de Artifex. Los más llamativos son el cambio de formato (de libro a PDF) y el carácter colectivo del proyecto. La Asociación Cultural Xatafi ya es conocida gracias a iniciativas como las antologías Paura de terror, la revista Hélice. Reflexiones críticas sobre ficción especulativa, la convocatoria del premio Xatafi-Cyberdark de la crítica de literatura fantástica o la celebración de la tertulia mensual de ciencia ficción. Con Artifex Cuarta Época, la Asociación Cultural Xatafi quiere llenar un vacío doloroso, el de la edición de relatos fantásticos de calidad publicados originalmente en castellano. Confiamos en que el proyecto sea de vuestro agrado.

Podéis bajaros el primer número de Artifex pinchando sobre la siguiente dirección: http://www.revistaartifex.com/


Asimismo, podéis remitirnos vuestros relatos a la siguiente dirección de correo electrónico: colaborar[arroba]revistaartifex.com. Sólo tenéis que indicar en el asunto del correo "Obra: " seguido del título de la obra. El relato o la novela corta se adjuntará, preferiblemente, como un fichero en formato de texto enriquecido (.rtf). No se permitirán envíos simultáneos, sólo una obra por envío, y respondemos en un plazo máximo de dos meses.

La cadencia de Artifex será trimestral, de modo que el 15 de octubre saldrá a la red el número 2, con más buenos relatos fantásticos en español, de autores como Alfredo Álamo, Víctor Conde, Juan Antonio Fernández Madrigal, Ekaitz Ortega y Eduardo Vaquerizo.

A continuación detallo el índice del primer número.

"El hombre de la basura", de Carlos Martínez Córdoba.

Comenzamos la nueva andadura de Artifex con uno de los valores seguros que ha tenido esta publicación en su tercera época. Autor de una obra no demasiado abultada, Carlos Martínez Córdoba (Madrid, 1968) ha ido reivindicándose con el tiempo como uno de nuestros narradores y ensayistas más sólidos. En su obra de ficción, siempre hace gala de un estilo fi no y elegante (tal vez, una manera de recordarnos que ha estudiado Bellas Artes) y una querencia por temas duros y desesperados. En ese aspecto, "El hombre de la basura" es una obra que resume a la perfección por qué Carlos es uno de los autores más representativos de laliteratura de terror española actual.

"Marcas, señales", de Sergio Gaut vel Hartman.

Es para nosotros un honor contar con la presencia de Sergio Gaut vel Hartman (Buenos Aires, 1947), quien es simultáneamente uno de los clásicos en activo de la ciencia ficción escrita en español (ya publicaba en *Nueva Dimensión*) y uno de los impulsores de la implantación de las publicaciones en formato electrónico (con *Axxón *y, ahora, la nueva encarnación de su emblemático *Sinergia*). Así mismo, ha sido uno de los factotum de la ficción breve, gracias a los talleres literarios que impulsa en red. Con "Marcas, señales" nos ofrece un relato universal y local a la vez, un canto a Marte y Buenos Aires, que haría las delicias de Ray Bradbury y de Diego Armando Maradona.

"La penúltima estación", de Víctor Miguel Gallardo Barragán.

Armar grandes historias a partir de pequeños detalles es una de las virtudes de los relatos cortos, a los que la literatura fantástica siempre ha prestado una atención especial. Tal es la premisa de "La penúltima estación", de Víctor M. Gallardo. Inmerso en sus múltiples actividades (es presidente de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, así como responsable de Parnaso Ediciones y uno de los jóvenes valores de la nueva hornada de poetas andaluces de ahora, que diría la canción), la obra de Víctor no es todo lo dilatada que sería de desear, visto el nivel de virtuosismo que alcanza con esta pieza breve pero intensa.

"Piedra y plumas", de Francisco Ruiz.

En términos fandomísticos, Francisco Ruiz (Lasarte, 1973) saltó a la palestra con el cambio de milenio, como animador de las listas de correos y coeditor, junto con Santiago Eximeno, de uno de los primeros e-zines, y uno de los más satisfactorios desde los puntos de vista literario y gráfico: Qliphoth. Aunque su faceta más conocida es la de autor de relatos de terror, con este "Piedra y plumas" consigue un cambio de registro espectacular, al conseguir un relato interesante y emocionante sobre la Cantabria prerromana. Una temática, la de la protohistoria en la Península Ibérica, sumamente interesante pero muy poco explotada por la narrativa fantástica española. Tal vez el relato de Francisco sea un primer paso para extender el interés por ella.

"Al-Iksir", de Alejandro Carneiro.

Una de las grandes pasiones de Alejandro Carneiro (Ferrol, 1968) es la novela histórica; en concreto, todo lo relacionado con la antigua Roma. Otra de sus pasiones es la literatura fantástica. Por ello, no es de extrañar que Carneiro haya encaminado sus pasos hacia relatos fantásticos con elementos históricos, como este "Al-Iksir" que os presentamos. Esta mezcla de relato de inspiración oriental, casi de Mil y Una Noches, con una trama desarrollada durante la campaña rusa de la Segunda Guerra Mundial, es una de las narraciones más conseguidas del autor de pequeños clásicos como "En una bañera cualquiera" o "Barrotes celestiales", aparecidos en las anteriores encarnaciones de Artifex.

"Un plato frío", de Manuel de los Reyes.

He aquí el que tal vez sea el autor más leído de este Artifex. En efecto, Manuel de los Reyes (1974) es el traductor de muchos de los libros de los autores más destacables de la literatura fantástica actual (Ramsey Campbell, Jonathan Carroll, M. John Harrison, Robin Hobb o Walter Mosley), y parte de la precisión lingüística y de la audacia temática de los autores a los que ha traducido se puede ver refl ejada en relatos como este "Un plato frío", una historia provocativa que, hará las delicias de los comensales de este número. El mejor postre posible, aunque sin duda no será apto para todos los paladares.

En cuanto al formato, Artifex está disponible en formato PDF de Adobe(c). Se puede abrir con cualquier lector de este tipo de ficheros y se recomienda leer a pantalla completa. Si queréis imprimir Artifex, dentro de la revista hay varios iconos de impresión, en el índice y al comienzo de cada cuento, que están programados para utilizar la ventaja del Adobe Acrobat Reader 8.0 que permite la impresión tipo folleto. Para esto hace falta tener la versión del Acrobat Reader actualizada y contar con una impresora que permita imprimir a doble cara. Utilizando esta opción, la impresión de cada cuento o de la revista completa quedará símil-libro.

FICHA TÉCNICA:

Revista Artifex Cuarta Época nº 1, julio de 2008.
175 pantallas en formato PDF
Ilustración de portada: Alejandro Moia
Elaborada por la Asociación Cultural Xatafi : Santiago Eximeno, Juan García Heredero, Alberto García-Teresa, Natalia Garrido, Fidel Insúa, Teresa López Pellisa, Alejandro Moia, Fernando Ángel Moreno, Antonio Rómar, Juan Manuel Santiago y Javier Vidiella.
www.revistaartifex.com

Contenido:
.:. El hombre de la basura - Carlos Martínez Córdoba
.:. Marcas, señales - Sergio Gaut vel Hartman
.:. La penúltima estación - Víctor Miguel Gallardo
.:. Piedras y plumas - Francisco Ruiz
.:. Al-Iksir - Alejandro Carneiro
.:. Un plato frío - Manuel de los Reyes

Muchísimas gracias por vuestra atención. Esperamos que disfrutéis esta nueva etapa de Artifex.

martes, 1 de julio de 2008

Reseña: El Terror

El Terror.

Dan Simmons.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Roca editorial. Barcelona, 2008. Título original: The Terror. Traducción: Ana Herrera. 761 páginas.

En 1845 el HMS Erebus y el HMS Terror emprenderían un histórico viaje expedicionario en busca del mítico paso del Noroeste, buscando una ruta para atravesar el Ártico hacia América.

En 1847 ambos barcos permanecen atrapados por el hielo, cercados por un inclemente mar blanco, amenazados por las enfermedades y el aburrimiento, esperando un deshielo que cada vez se antoja más lejano e imposible.

En unas condiciones ya de por sí duras, los expedicionarios tienen que enfrentarse además a los ataques de una brutal criatura que con sanguinaria determinación va acabando con la vida de los tripulantes. Pero, ¿se trata de un enorme oso blanco, magnificado por el miedo y la imaginación de los marineros, o de un ser sobrenatural que busca su castigo? Simmons juega ambas cartas, decantándose conforme avanza la trama por una de ellas, quizá no precisamente la más satisfactoria para el lector.

El Terror está escrita con una estructura literaria de capítulos alternos, saltando entre los protagonistas para seguir sus distintos puntos de vista, con apariciones recurrentes de los principales personajes entre los que se intercalan capítulos únicos dedicados a algún secundario que completan distintas visiones o detalles relevantes de la historia, dando una mayor riqueza y profundidad al conjunto. Al principio estos capítulos se encuentran desordenados cronológicamente, empezando con los barcos ya en el hielo, y saltando atrás y adelante para presentar a los personajes y la preparación y los primeros estadios de la expedición. Más adelante la acción se va haciendo lineal (temporalmente hablando), pero se complementa con flash-backs de la vida anterior de ciertos protagonistas como Sir John Franklin, máximo dirigente de la expedición y al que, al parecer acertadamente, Simmons refleja como bastante incompetente; o como Francis Moria Crozier, capitán del HMS Terror y sobre cuya espalda recaerá la dura tarea de comandar a los supervivientes y tratar de seguir manteniéndolos con vida.

El autor muestra de esta forma al lector un amplio tapiz, lleno de retazos que completan una trágica historia de ambición, entrega, deseo, curiosidad y romanticismo (entendido en la acepción de aquella época).

El título de la novela, El Terror, juega con el nombre del buque comandado por Crozier, y en el que de alguna manera se centra Simmons, y con la siempre palpable presencia de la criatura que acecha en el hielo y que, a pesar de permanecer casi siempre en las “sombras”, cobra un especial protagonismo; pudiendo afirmarse sin dudar que se trata de uno de los más importantes actores de este drama, aunque sus apariciones, siempre veladas, se produzcan en, casi, todo momento a través de ojos ajenos.

Simmons en esta ocasión ha decidido utilizar la base de la expedición histórica al Ártico de Sir John Franklin como punto de partida para su historia, rellenando los huecos que los datos reales han dejado, novelando lo conocido y aventurando explicaciones para algunos extraños descubrimientos inexplicables, sobre el viaje en sí y sobre las aparentes acciones de los viajeros, que se han ido conociendo gracias a expediciones posteriores. Así, parece demostrada la citada incompetencia de Franklin o la poca calidad de la comida almacenada en los buques, que debía durarles varios años y que se descubriría mal embasada y conservada. Falta, sin embargo, en una narración de estas características un poquito más de implicación emocional; en ocasiones el relato se torna frío, distante, desapegado, chocando con la crudeza descriptiva del sufrimiento en el hielo. El lector sabe, sin duda, que lo están pasando fatal, que los circunstancias son extremas para la supervivencia, que la muerte acecha detrás de cada carámbano o cada grieta… pero hay veces que es más por lo que pone de su parte el propio lector que por lo que ofrece Simmons.

En ese sentido uno se pregunta si en realidad era necesaria la inclusión del elemento “fantástico” dentro de la narración. Vale que ese suele ser el campo en el que habitualmente se mueve este autor, pero lo cierto es que el relato del fracaso de la expedición ya es apasionante sin necesidad de añadidos: desde lo más heroico del ser humano bajando hasta lo más ruin. En ese contexto la inclusión de la posible amenaza sobrenatural le resta credibilidad a lo narrado, sembrando en la mente del lector la duda sobre la veracidad histórica del resto de hechos. Las condiciones extremas a las que los expedicionarios se enfrentaron, las decisiones que se tomaron (algunas dignas de elogio y otras de desprecio), las reacciones que se suscitaron en la lucha titánica del hombre contra la naturaleza adversa y sin compasión… todo ello era más que suficiente como para conformar un relato subyugante sin necesidad de tener que añadir un elemento externo y ajeno que sirve de distracción más que de atracción. También es cierto, no obstante, que el final ofrecido por Simmons quizá no hubiese sido tan bello (aunque lleno de preguntas sin respuesta) sin la presencia de la bestia.

Simmons ha facturado con El Terror una novela sin duda interesante, planteando la titánica lucha por la supervivencia entre unos hombres que se crecen ante las adversidades, aunque no estén exentos de que la maldad o la deshumanización crezca entre ellos. Quizá la mayor virtud del libro sea precisamente el mostrar al lector cómo en todas circunstancias el alma humana es capaz de lo mejor y de lo peor, que en todo grupo humano siempre hay héroes y siempre hay villanos, y que el destino, quizá, acaba colocando al final a cada uno en su lugar. Otra virtud, desde luego, es la fluida escritura del autor, que consigue que se pasen las páginas con interés a la par que amenidad, y que un libro de este volumen no se haga pesado en momento alguno. Al final, confieso, no he tenido más remedio que acudir a informarme para saber más de la desafortunada expedición del HMS Erebus y el HMS Terror para completar el cuadro ofrecido por Simmons (y saber qué era verídico y qué inventado); lo cierto es que ha merecido la pena, pero eso es algo que debe plantearse descubrir cada lector.