miércoles, 7 de marzo de 2012

Reseña: Valiente

Valiente.
La flota perdida 4.

Jack Campbell.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

La Factoría. Col. Ventana abierta # . Madrid, 2011. Título original: Valiant. Traducción: Martín Luna Pérez. 316 páginas.

Con el presente título la serie alcanza ya la cuarta entrega de la particular huida hacia delante del capitán John Black Jack Geary comandando la flota perdida de la Alianza en su intento de volver a «casa» a través de los sistemas Síndicos, cuyos líderes van a intentar poner todos los impedimentos posibles en su camino.  Tras haber superado ya gran cantidad de obstáculos, pero con otros muchos todavía en su futuro próximo, Geary debe permanecer siempre un paso por delante de sus enemigos, mantener la flota unida y anticiparse a las tretas de los conspiradores dentro de su propio bando. Cuestiones que cada vez le van a resultar más difíciles de conseguir. Es de justicia advertir que, si no se han leído antes las tres primeras novelas y se tiene intención de hacerlo, es muy posible —seguro más bien— que las siguientes líneas desvelen algunas de las tramas argumentales en ellos contenidas, así que la presente reseña debe ser leída bajo la responsabilidad de cada cual.

Hay que decir que Valiente, dando muestra de todas las bondades que se podían encontrar en sus predecesores, mantiene un buen nivel de de emoción, potenciando la tensión que la intriga y las dudas ante el destino de la flota, y del propio Geary ante las continuas amenazas internas y externas, ha ido creciendo a lo largo de la trama que la ha llevado hasta aquí. Sin embargo, también es cierto que se empieza a percibir cierto grado de repetición en las situaciones planteadas, cierto sabor a algo ya degustado. Y es que, en efecto, la huida a través de los sistemas solares enemigos continúa de forma  desesperada, mientras se van acabando las opciones de hacia dónde saltar a continuación tratando de adivinar lo que los síndicos tienen preparado para ellos. Los combates espaciales, el punto fuerte de las novelas de la serie con esa mezcla de tensa espera y frenético enfrentamiento, vuelven a ocupar buena parte del relato, perfectamente descritos y ejecutados. La tensión sentimental en el triángulo Rione - Geary - Desjany se mantiene y llega a adquirir incluso mayor relevancia, dada la importancia y el daño que puede causar la rumorología dentro de la flota. Los Mundos Síndicos, o más bien sus ciudadanos y combatientes, empiezan a dar muestras de flaqueza y de rechazo por su propio gobierno. Sus enemigos dentro de la propia flota siguen acechando en las sombras, mostrándose cada vez mas insidiosos y retorcidos ante el crecimiento de la adhesión y la lealtad que va recibiendo de tropas y mandos conforme avanza en su triunfal, hasta el momento, avance...

Y así, a pesar que poco a poco se avanza en todo ello, se antoja que Valiente es sobre todo un libro de transición dentro de la serie, que no hay nada realmente «nuevo» en la novela que haga estar más cerca del final del camino. Es un libro emocionante y entretenido de leer, pero no del todo satisfactorio una vez terminado. Sí es cierto que los implicados van aprendiendo cada vez más sobre las capacidades de las llaves hipernéticas, de la terrible amenaza oculta en las puertas y que la presencia alienígena empieza a mostrar su cara más hostil a pesar de mantenerse todas las dudas sobre sus intenciones y propósitos, dados los pocos datos con los que cuentan Geary y sus gentes, pero también lo es que a estas alturas, tratándose de un cuarto libro, eran de esperar mayores avances hacia el desenlace final.

Una sensación potenciada por la escasa evolución en los personajes. John Black Jack Geary sigue siendo el prototipo de «héroe» militar venido —literalmente— de otra época que a pesar de sus firmes convicciones políticas no consigue trasmitirlas del todo ni a sus seguidores ni a sus antagonistas, que siguen viendo en él al futuro gobernante de la Alianza. El carácter de Victoria Rione sigue dando bandazos según las circunstancias lo requieran, de recelosa arpía manipuladora a amante entregada y de vuelta a la desconfianza y el enfrentamiento. Contraria o aliada según la ocasión, sus cambios de personalidad, el péndulo entre su mar de dudas y su fría forma de actuar la hacen merecedora del tibio desprecio del lector, mientras su «rival» —aunque no sea tal—, la capitana Desjani, va ganando puntos en su afecto, aunque solo sea por permanecer fiel a lo presentado anteriormente, manteniéndose inalterable en sus convicciones y actuaciones a pesar de sus inevitables dudas e inclinaciones personales.

Donde Campbell mantiene el pulso firme es al plantear el llevar algo de honor y de humanidad a la guerra, mostrando con acciones el tratamiento correcto a los civiles y prisioneros enemigos, y trayendo al primer plano el desafecto de los gobernantes y mandos síndicos por sus ciudadanos. Unas acciones, por otra parte, que van a llevar a una creciente admiración en ciertos sectores de la flota entre los que empieza a extenderse el deseo de que Geary se haga cargo de la Alianza una vez consiga llevarlos de vuelta a casa; algo a lo que él se opone, pero cuyo crecimiento no puede detener. El componente de dilema moral y la intriga política sigue cobrando de esta manera gran importancia entre batalla y batalla, llevando a sus rivales a redoblar sus intentos de acabar con su éxito, fama y buena opinión aún a riesgo de dejar sin opciones de retorno a buena parte de la flota.

En definitiva, si se ha disfrutado hasta aquí por la emoción de los combates espaciales, por las desesperadas maniobras de la flota frente a fuerzas superiores, por la intriga bélica que supone esta huida ciega donde los implicados no saben qué les estará esperando al otro lado de cada salto y que con tanto acierto ha venido ofreciendo esta particular space opera militar, es prácticamente seguro que se seguirá disfrutando de la presente entrega sin dificultades. Si en cambio se buscan giros sorprendentes o líneas argumentales novedosas, grandes revelaciones que acerquen el final de la serie, evolución palpable en los protagonistas, algún atisbo de resolución en los misterios planteados en la trama o muestras de una mayor cercanía a obtener su objetivo, es muy posible que se quede un tanto defraudado, pues lo cierto es que existe poco avance —aunque algo sí— en esta novela. Campbell sigue demostrando un pulso firme y un dominio de la acción bélica que hace, a poco que te guste el género, de Valiente una lectura amena y entretenida, que hace que se quede a la espera de la aparición del quinto volumen, pero que también conlleva el deseo de que la trama, con el regreso de la flota a territorio de la Alianza, hubiera avanzado de forma firme hacia su resolución algo más de lo que aquí lo ha hecho. Algo que, tal y como se cierra la presente, queda para las próximas novelas —todavía dos antes de empezar una nueva serie—.

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