domingo, 9 de febrero de 2014

Reseña: Hijos del Clan Rojo

Hijos del Clan Rojo.
Anima Mundi 1.

Elia Barceló.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Destino. Barcelona, 2013. 510 páginas.

Tras una «presentación» realmente atractiva, con una encuadernación en cartoné con sobrecubierta y los cantos de las páginas tintados de rojo en homenaje al clan que da título a esta primera entrega de una anunciada trilogía ―en realidad un extenso libro dividido en tres―, lo primero que se puede decir es que, la eterna «preocupación» que lleva a catalogar todas las obras, a ponerles una rígida etiqueta, para poder situarla en una u otra estantería de las librerías y que pueda encontrar su «nicho» fácilmente, se queda en nada cuando uno tiene que enfrentarse a libros como Hijos del Clan Rojo. En principio podría decirse que se trata de una fantasía urbana de corte juvenil, un young adult que gustan decir los anglosajones, pero conforme el lector va internándose en sus páginas ve que el término se le queda enseguida pequeño, tanto en el género como en el público al que supuestamente está destinado. Es esta una novela con un planteamiento, sin duda, abiertamente juvenil, por protagonistas principales y por temática inicial, pero que en realidad puede ser desgustada por cualquier tipo de lector que disfrute de una aventura intrigante, bien escrita, con un toque fantástico y abundantes sorpresas para mantener la atención página tras página. Uno de esos libros que antaño no se cuestionaba la edad de sus lectores y ahora se ha dado en llamar literatura crossover ―y qué poco me gusta el término―.

La Tierra está poblada por dos “razas”, externamente iguales entre sí, pero fisiológicamente diferentes: karah, los miembros de los cuatro clanes, muy longevos, se curan con rapidez, y poseen una especie de «glamour» ―en un sentido casi feérico de la palabra― que les permite cambiar su apariencia de jóvenes a maduros ―y viceversa― y mostrarse inusitadamente bellos e irresisitibles cuando así lo desean, pero que parecen abocados a la extinción al tener una natalidad casi nula; y haito, los humanos, con nuestras cortas vidas, nuestras ganas de vivir y todos nuestros defectos. De las tres partes en que se divide la novela, la primera se ajusta, con leves variaciones, a un típico romántico paranormal juvenil que parece augurar un derrotero diferente ―y mucho menos interesante― de lo que el lector se va a encontrar a continuación. De una forma un tanto predecible, aunque necesaria para la trama, la autora va a desarrollar una historia de amores juveniles, intercalando pequeñas escenas protagonizadas por misteriosos personajes que parecen prometer una historia subterránea y secreta del mundo que conocemos: la de los cuatro clanes, azul, rojo, blanco y negro.

Clara y Lena son dos grandes amigas, aparentemente de lo más normal, que se encuentran en el último curso del instituto. Alegres, aplicadas, estudiosas, con muchos sueños, muchas ganas de vivir y de encontrar a su chico ideal, y, quizá, demasiados «pajaritos» en la cabeza. La vida no les ha tratado del todo bien y ambas, por una razón u otra, ha perdido a uno de sus progenitores. Un día, Clara le confiesa a Lena que se ha enamorado locamente de Dominic, un rico heredero que la colma de atenciones. Lena no sabe qué es, pero, desde el mismo momento en que lo conoce, un mal presentimiento le advierte de las verdaderas intenciones del joven pretendiente. Y, para su confirmación, pronto las cosas se irán volviendo más y más extrañas. Mientras tanto, en su vida personal, hasta el momento casi anodina, Lena pasará de no salir con nadie a un incipiente romance a tres bandas. Lo dicho: flechazo repentino, chicas enamoradas, males de amores, «comidas de coco», dudas, triángulos sentimentales, un chico bueno y uno malote, emociones a flor de piel, viajes… Y una serie de detalles inquietantes que parecen indicar que esta historia seguramente oculta mucho más de lo que en apariencia cuenta.
Esta primera fase, el primer centenar de páginas, para el lector «adulto» muestra una serie de elementos y ciertos pasajes en los que cuesta entrar y hacerse con el tono general ―¿demasiada problemática adolescente, quizá?―. Detalles, sin embargo, que pronto se revelarán imprescindibles para llegar a la segunda parte con los «deberes» hechos. Y es a partir del inicio de entonces cuando el relato se convierte en un auténtico thriller de misterio cargado de intriga, aventura y fantasía. La trama se articula en torno al intento de engendrar un bebé realmente especial, a la búsqueda de crear un misterioso «nexo» y de las razones para tal empresa. Razones que llegarán a enfrentar a los propios karah entre ellos, y que implicarán de forma muy importante a Lena, quien va a ver cómo su vida da un vuelco de 180 grados, convirtiéndose en algo que nunca hubiera sospechado.

Es ésta una historia coral, a pesar de que el mayor foco de atención esté puesto sobre Lena ―ya se encuentra dentro o fuera de escena― y su profunda evolución, madurando por la fuerza y a contrarreloj. Con un narrador omnisciente, en tercera persona para poder asistir a todos los detalles importantes, la trama va a ir saltando sin dar descanso a la acción de un personaje a otro y de una localización a otra, recorriendo buena parte del globo: Innsbruck, Viena, Shangai, Roma, París, Rabat, Madrid, el Caribe, los hielos del Ártico… y otros exóticos destinos y escenarios, algo que da pie a un buen derroche de descripciones geográficas y urbanas que imprimen gran realismo al relato. Y a pesar del gran número de personajes, Barceló hace una estupenda labor de caracterización, de modo que, salvo quizá en la fase de «presentación», cada uno está perfectamente individualizado y no se confunden entre ellos, destacando aquellos karah que, por sus longevas vidas, han tenido diversas identidades.

Con el planteamiento firmemente asentado, la autora da rienda suelta a una nueva vuelta de tuerca sobre las teorías conspiranoicas de las sociedades que dominan secretamente el mundo, en este caso karah se ha infiltrado en los más altos estamentos, haciéndose con buena parte del poder, sobre todo económico, que les permite manejar los hilos en la sombra. Y lo hace dejando caer de forma dosificada ciertas consideraciones en torno al racismo, a la “deshumanización” de los ricos y poderosos, y a la autoritaria forma de comportarse de los que se creen superiores a los que les rodean. Sin olvidar en ningún momento los problemas, aparentemente irresolubles, de la juventud, sus terribles dilemas que, enfrentados a ciertas realidades, demuestran su pequeña importancia en el gran orden de las cosas. ¿Están enamoradas de verdad o están enamoradas de la idea de estar enamoradas?

Fotografía: Laura Muñoz Hermida.
Barceló hace gala de una prosa enormemente cuidada, detallada y muy descriptiva, pero tan fluida y agradable que las páginas pasan casi sin darse cuenta, sin poder soltar el libro, dando la sensación de que toda ella ha sido muy meditada y trabajada. Presenta una trama ciertamente compleja, pero tan bien desarrollada que es muy sencilla de seguir, a pesar de sus giros y sorpresas. Una trama que no da descanso, que va aumentando paulatinamente de ritmo hasta coger buena velocidad, pero con la autora manteniendo siempre firmemente las riendas, sin permitir que su historia se le desboque ni que pierda el camino que tan inteligentemente tiene trazado.

El acierto de la autora es presentar los datos conforme la propia protagonista ―o los protagonistas en general― los va descubriendo, sin adelantar acontecimientos, sin dar nada por sabido de antemano, de modo que la tensión y la intriga son continuas. De entrada, ésto puede resultar un tanto desconcertante, al no saber por dónde van los tiros o hacia dónde quiere llevar la autora la acción, como la propia Lena que se encuentra bastante “perdida” con todo lo que le está sucediendo. Pero, poco a poco, la implicación del lector es cada vez mayor, haciéndose partícipe de las desventuras de Lena y Clara, sufriendo con sus tropiezos y alegrándose de sus pequeños triunfos. Hay situaciones realmente duras, aterradoras incluso, como la escena que muestra el primer “contacto” entre Lena y Sombra. Hay, sin apoderarse nunca del relato, una buena ración de erotismo, de libertad sexual, de ganas de experimentar el amor, de hormonas a pleno rendimiento. Hay acción, crueldad, secretos y misterios, aventuras, viajes, amoríos, luchas, tiroteos, dramas adolescentes y dramas adultos, traiciones, asesinatos...

Hilando muy fino, y como detalle un tanto «pejiguero», existen, cierto es, algunos pequeños «fallos» narrativos, ciertas faltas de concordancia que dan la sensación de que hubiera habido una «desconexión» creativa entre la primera parte y el resto, como si el proceso de escritura se hubiera parado y vuelto a iniciar con un rumbo más decidido. Como, por poner sólo un ejemplo donde los tiempos no «casan», cuando Lena ve por primera vez a Lenny, personaje que después tendrá su importancia, el narrador dice: «A uno de ellos, Andy, Lena lo conocía desde la escuela anterior (...). Al otro, Lenny, era la primera vez que lo veía y Andy se lo acababa de presentar (...). Le extrañaba no haberlo visto por el instituto en las cuatro semanas que ya llevaban de clase.» (p. 45). No obstante, más adelante dice: «Lenny era atractivo, muy atractivo, y había sido el primer chico en el que se había fijado nada más empezar el curso, lo que ahora le parecía años atrás.» (p. 198). Detalles, detalles...

El final se hace algo duro de aceptar, más que nada porque cuando mayor velocidad estaba cogiendo la narración, cuando el lector se siente irremediablemente atrapado por la trama, la novela termina con un cliffhanger brutal que deja al lector mordiéndose las uñas por saber lo que pasará a continuación. Hijos del Clan Rojo es un, casi, perfecto comienzo para la saga Anima Mundi. Un libro que cumple a la perfección su tarea de presentar trama y personajes, sin olvidarse de ofrecer una intrigante aventura, que va de menos a más, creciendo en interés conforme avanzan sus páginas. Si de inicio puede costar un poco «entrar» en el relato, al final lo que cuesta es dejarlo, haciéndose cortas sus más de 500 páginas. Quedan muchos, muchísimos misterios por resolver, muchas cuestiones por contestar, muchos secretos por descubrir. Hijos de Atlantis, esperemos, tendrá alguna de las respuestas.

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