jueves, 16 de noviembre de 2017

Reseña: La guerra de Calibán

La guerra de Calibán.

James S.A. Corey.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Ediciones B. Col. Nova. Barcelona, 2017. Título original: Caliban's War. Traducción: David Tejera Expósito. 639 páginas.

Tras El despertar del Leviatán el tándem que se esconde tras el seudónimo de James S.A, CoreyDaniel Abraham y Ty Frank— no pierden tiempo en recapitulaciones y lanzan al lector de lleno a la aventura desde la primera página de La guerra de Calibán. Las cosas están mal y van a ir a peor. Las fuerzas de la ONU y de la armada marciana se contemplan en una muy tensa tregua, ambos vigilados por la APE, mientras el verdadero enemigo podría encontrarse ya infiltrado en el Sistema Solar. Porque…¿qué está sucediendo bajo las nubes de Venus? ¿Es posible que la protomolécula siga suelta?... Si no se ha leído la entrega anterior, cosa muy conveniente, quizá sea mejor no seguir adelante bajo el riesgo de descubrir detalles que no debieran conocerse de antemano. Partiendo del punto en que quedó la situación en el libro previo, los autores retoman la trama apenas un año después, ofreciendo una nueva ración de space opera desatado mezclándolo con una buena ración de política interplanetaria. Nuevos personajes se suman a la acción otorgando un mayor equilibrio a la historia, una perspectiva más amplia del drama y nuevos escenarios en los que jugar. Abraham y Frank están construyendo una saga monumental.

En Ganímedes, la luna que es la principal proveedora de alimentos para el Cinturón y otros planetas, una niña llamada Mei es raptada junto a otros pequeños por su doctor y una mujer desconocida justo antes de que se produzca un misterioso incidente que podría desencadenar la guerra entre la Tierra y Marte. Un ataque inesperado hace surgir la sospecha de que quizá alguien se encuentre jugando todavía con la protomolécula. Los planetas interiores maniobran para adjudicar la responsabilidad del ataque los unos a los otros en una tensa espiral que podría llevar al inicio de las hostilidades armadas. Y, mientras tanto, algo se está gestando en Venus, algo muy poderoso que muchos preferirían poder obviar; pero no les va a resultar nada fácil, sobre todo cuando las observaciones dejen clara su enorme superioridad sobre los conocimientos de la humanidad.

Los autores, con una trama quizá no tan espectacular como la de El despertar del Leviatán, aunque sí igual de interesante y enrevesada, se dedican a profundizar en la psicología de sus personajes, ahondando en la historia general en la que se ven envueltos. Al enfrentarlos a una amenaza que les produce, sobre todo a Holden y su tripulación, que son de los pocos humanos que se han enfrentado cara a cara con la protomolécula y sobrevivido, auténtico pavor, les fuerzan a sobreponerse. El tener un cabo al que asirse, la búsqueda de la pequeña Mei —con cierto paralelismo con la búsqueda de Julie en la entrega anterior—, será todo un salvavidas para ellos. Hay así un auténtico crecimiento en los personajes ya conocidos. La dinámica de grupo es revaluado y todos tienen que adaptarse a los cambios, incluso viéndose alguno de ellos en la tesitura de tomar decisiones muy duras. Las líneas argumentales abiertas se van superponiendo y la complejidad del entramado lleva a preguntarse al lector si todo va a poder ser atado y resuelto de un modo satisfactorio, y es agradable poder decir que la respuesta es afirmativa. Obviamente queda mucho para ser resuelto en próximas entregas —a día de hoy van siete novelas y cuatro novelettes desarrollándose en este universo—, pero la trama principal aquí planteada obtiene su debido cierre. Un cierre que el epílogo se encarga de abrir a futuras posibilidades —¡ah!, ¡esa última frase!, no la leais antes de tiempo—.

A falta de uno de los principales protagonistas de la primera entrega, y respaldados por un impresionante elenco de secundarios, Corey presenta no a uno sino a tres nuevos personajes llamados a dar mucho juego en la trama, sobre todo por su gran divergencia tanto de carácter como de intereses. Así los capítulos se van alternando no ya desde dos sino desde cuatro puntos de vista, uno ya conocido de los acontecimientos previos, y tres que se incorporan ahora al drama. Por un lado la marine marciana Bobbie Draper, superviviente de Ganímedes; por otro, la política terrestre Chrisjen Avasarala, ayudante de la subsecretaría de la administración ejecutiva de la ONU, y por un tercero, el botánico Praxideke Meng, padre de la pequeña desaparecida. Una de Marte, otra de la Tierra y un tercero que se puede considerar de los Planetas Exteriores. Tres personajes que permiten confrontar la visión militar, la política y la científica del problema. Tres formas de encarar el conflicto abiertamente diferentes y casi contrapuestas que deberán terminar congeniando, consiguiendo los autores así un perfecto equilibrio dentro de la narración entre los elementos más expositivos y los de pura acción. Se amplía el espectro y el alcance de la perspectiva de los eventos narrados, haciendo el escenario más grande si cabe, a la vez que los autores suman a la presencia de Naomi Nagata como casi único personaje femenino importante en la anterior, dos poderosas mujeres, muy diferentes y llenas de personalidad. Una más inclinada a la acción directa, la otra a las maniobras políticas soterradas. Ambas magníficas.

Bobbie Draper.
Ilustración: Andrey Kovalev
Hay mucho contenido político entre la Tierra y Marte, teniendo en esta ocasión los Planetas Exteriores mucha menor participación. Una política al más alto nivel con la que el lector va a tener imposible aburrirse: sibilina y subterránea, llena de trampas, de mentiras y engaños, de medias verdades, de metafóricas puñaladas en la espalda —el trato siempre debe ser exquisito y civilizado, nunca debe saltar la sangre ni expresar las verdaderas intenciones, todo es un gran juego—, de topos y aliados que no son lo que parecen. También hay mucha maniobra militar implicada en la «resolución» del problema. Son tiempos pre bélicos —o bélicos sin cortapisas—, cualquier pequeño movimiento puede ser, y será, malinterpretado, y se van a producir grandes enfrentamientos tanto sobre el terreno, en el interior y el exterior de algunas de las lunas y estaciones del Sistema Solar, como en el espacio donde las flotas terrestre y marciana se encuentran a un pestañeo de soltar láseres y torpedos la una contra la otra. Y mientras tanto la Rocinante va de un lado para otro siempre en medio del conflicto, ¿salvando la situación? A su vez, sin ser la parte más importante, pero como algo siempre vital en este tipo de historias, la tecnología esbozada mantiene la suficiente verosimilitud como para contentar a los más exigentes. Desde los cultivos hidropónicos que estudiaba Prax, hasta el funcionamiento interno de las naves o de las estaciones espaciales, con sus sistemas de reciclado y soporte vital bien esbozados, se encuentran llenos de un realismo —y ciencia, pero nada demasiado hard— que hace mucho más consistente el conjunto.

La novela presenta una trama que atrapa desde la primera página; grandes diálogos, humanos, sinceros y verídicos; enfrentamientos al más alto nivel —y no siempre estrictamente físicos—, tanto en la arena política como en el campo de batalla; experimentos prohibidos; malvados altos cargos corporativos que quieren salvaguardar sus intereses a cualquier precio; pinazas de carreras que deben exprimir su velocidad al máximo; políticos corruptos y otros incorruptibles, aunque ninguno sean precisamente hermanitas de la caridad; paseos espaciales extravehiculares, batallas y explosiones en el vacío; personas que intentan hacer lo mejor que pueden sin poseer todos los datos que les permitiría encarar el problema y que avanzan por el método de prueba y error —y vaya si hay errores—, individuos que todo lo resuelven por el camino de la violencia, relaciones que se resienten, hombres y mujeres enfrentados a la futilidad de sus actos y decisiones; facciones en la sombra con intereses privados expertas en el juego de nadar y guardar la ropa, aunque a veces sea inevitable mojarse para conseguir sus objetivos; monstruos que podrían ser armas o experimentos fallidos; militares abyectos y militares honorables; lealtades cuestionadas… Los «buenos» lo son con razones, no simples ingenuos idealistas, y no están exentos de cometer fallos y barbaridades. Y los «malos» están perfectamente construidos en su intencionalidad y en sus justificaciones para actuar como lo hacen —en la vida real siempre hay una justificación, por qué no iba a haberla aquí—. Seres humanos todos, con sus luces y sus miserias, luchando por lo que creen correcto, para lo bueno y lo malo.

La guerra de Calibán es una más que digna sucesora de El despertar del Leviatán, a la que supera en ciertos aspectos. Emocionante, llena de giros, seguramente ya no tan innovadora ni con un clímax tan marcado, aunque sí tan explosiva, bastante más brillante y menos oscura que aquella. Aunque la situación sea francamente preocupante y las circunstancias se presten a amargar las personalidades, hay cierta luz brillando, cierta esperanza que todas las catástrofes no pueden ahogar, por más que el relato no esté exento en absoluto de tragedia y dolor. Una gran lectura, apoyada por una buena y acertada traducción a nuestro idioma, que hace que se lea con mucho agrado, con la acción fluyendo con naturalidad y la debida cadencia, y haciendo integrarse al lector perfectamente dentro de la lectura. ¿Para cuándo la siguiente?

4 comentarios:

Javi dijo...

Con esta saga tuve un problema en el primer libro. Hubo momentos que me entretuvieron mucho y otros que se me hicieron muy pesados. Así que no sé si continuar con ella.

Por ahora lo que os he leído en diversas reseñas el estilo es similar y eso es lo que me tira un poco para atrás.

Veremos a ver si me animo.

Saludos y gracias por la reseña.

Santiago dijo...

A mí me han gustado ambos, y este, al aumentar de dos a cuatro los puntos de vista narrativo, me parece más completo. pero sí, sigue en la misma línea del primero, así que si no disfrutaste de aquel...

Un saludo

Carlos G dijo...

Yo tengo una impresión parecida que la de Javi R, la primera mitad del primer libro me pareció muy buena, muy interesante, pero la segunda mitad me pareció más pesada, más plana, aunque en las últimas 100 páginas remonta. Por lo que dices Santiago, este segundo libro con más puntos de vista se ve más interesante, a lo mejor me animo, saludos.

Santiago dijo...

Como ya digo, la línea es similar, incluyendo algo más de trama "política". Supongo que es cuestión de probar a ver qué tal ;-)

Saludos