miércoles, 1 de noviembre de 2006

Reseña: Ángeles asesinos.

Ángeles asesinos.

Michael Shaara.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Bibliópolis. Col. Bibliópolis Histórica nº 1. 2006. Título original: The Killer Angels. Traducción: Manuel de los Reyes. 317 páginas.

Hombres cansados, no derrotados, en absoluto derrotados, pero sí muy cansados. Con un cansancio que se pega a la piel, que ralentiza los movimientos y los pensamientos, que, tal vez, lleve a tomar las decisiones erróneas o a forzar la solución inesperada y triunfante, casi por casualidad.

Dos ejércitos de hermanos, de amigos en ambos bandos, que avanzan hacia una pequeña población de la cual la mayoría desconoce hasta el nombre, pero que está llamada a convertirse en el escenario de la batalla que habrá de marcar el punto de inflexión de la Guerra de Secesión norteamericana: Gettysburg.

Es esta la historia de tres días (y dos más para los prolegómenos) que fueron mucho más decisivos de lo que ninguno de sus protagonistas podía pensar de antemano, mientras los ejércitos se concentraban lentamente frente a frente y ninguno de los dos sabía demasiado bien lo que había al otro lado. Es la historia de afortunas casualidades y de desafortunados errores que marcaron el resultado de la batalla, una batalla que según el devenir de los hechos podría haber tenido un resultado totalmente diferente.

Y es la historia de algunos de los hombres, de ambos bandos, que dirigieron los ejércitos, de las decisiones que tomaron, de los sentimientos que los impulsaban, de los anhelos que anidaban en sus corazones, de los pensamientos que dejaban volar mientras se enfrentaban a un enemigo que muchas veces no era tal. Porque esta es, principalmente, una historia de personas, no de personajes. De unos hombres que se nos muestran cercanos, muy humanos en sus defectos y en sus virtudes, en sus amores, en sus dudas, en sus impulsos. Lejos de las frías figuras y datos que se nos muestran en los libros de historia, Shaara nos acerca a los protagonistas ofreciéndonoslos en toda su humanidad.

Los capítulos se van desgranando, mostrándonos en cada uno de ellos el punto de vista de alguno de los oficiales que comandaban uno y otro ejército, desde Robert E. Lee o Longstreet por el bando rebelde a Chamberlain o Buford (el primero que llegó a Gettysburg) por el lado de la Unión, sin tomar partido. Estos son los hechos, parece decirnos el autor, estos son los hombres que hicieron que las cosas sucedieran así, estas fueron las decisiones que tomaron y estas son las consecuencias a que esas decisiones llevaron. Pero nos lo narra de una manera cercana, rozando la empatía con los protagonistas. Casi podemos palpar el calor que ellos sienten, oler el humo de cañones y fusiles, saborear el polvo que se mete entre los dientes y, sobre todo, sentir el cansancio de los hombres, soldados y oficiales, a lo largo de todas y cada una de las páginas de esta novela.

La guerra ha dejado su huella en los hombres que han llegado hasta ese punto, esa encrucijada de caminos que es Gettysburg, llevan dos años batallando (y sin que ellos lo sepan, aún les quedan dos años más de combates en su futuro), y han sido dos años muy largos. Han visto demasiado, han sufrido demasiado, y aunque el ánimo se mantiene elevado, sobre todo en las gentes del Sur que se sienten triunfantes, todo lo vivido hasta el momento va dejando un poso en sus almas. Es pesado, duro de llevar a cuestas. Y es un peso que arrastran a cada paso que los acerca a la línea enemiga.

¿Enemiga? Tal vez no tanto cuando algunos de tus mejores amigos se encuentran al otro lado; cuando a cada paso te cuestionas si la decisión que tomaste al elegir bando fue la correcta. Especial interés tiene el retrato que Shaara hace del general Lee: un hombre cansado, enfermo, dividido entre su amor por sus gentes y el dolor de haber roto su juramento de servir a la Unión (dado antes de la guerra), contrario a la esclavitud pero abocado a luchar por el Sur, empecinado en sus decisiones aunque estas le puedan llevar al desastre. Pero todos los protagonistas están inmensos, puedes entenderlos, compartir sus angustias, sentir sus dolores y alegrías.

La acción está hábilmente dosificada, alternando momentos de descanso y de asueto entre las escenas de combate; hay veces que parece que la batalla ni siquiera va a tocar a los soldados que estamos siguiendo, y otras en que se nos revela en toda su aterradora crudeza. Es una novela dura, sin cortapisas, sangrienta en efecto; pero es que se trata de la narración de una de las batallas más sangrientas de la Guerra de Secesión. Tal vez el tema no interese a todos los tipos de lector de nuestro país (al fin y al cabo es una guerra que nos cae muy lejos), pero para quien tenga cierto interés mi opinión personal es que es muy recomendable. Y es todo un acierto la introducción histórica que pone al lector en situación de lo que había sucedido antes, hasta que los ejércitos desembocaron en Gettysburg.

Sin duda, buen debut para esta colección recién nacida.

(Y ahora tocaría hablar de la conveniencia de la tapa dura, del tipo de edición, del precio y…, pero mejor lo dejo. Lo importante es que estamos ante un gran libro, y el formato es un tanto irrelevante [si hubiese sido un bodrio, otro gallo nos cantaría]).

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