domingo, 13 de diciembre de 2009

Reseña: Zombieland

Zombieland.

Ruben Fleischer.


Reseña de: Amandil

Columbia Pictures / Relativity Media / Pariah, 2009. 88 minutos.

Desde que en 1968 George A. Romero estrenó la película "La noche de los muertos vivientes" el subgénero de los zombies ha avanzado al ritmo de la sociedad tanto en la literatura como en el cine, volviendo una y otra vez a las mismas premisas y a las mismas situaciones apocalípticas. Eso sí, como un meme en estado puro, se ha ido adaptando a los nuevos tiempos, camuflando sus carencias argumentales con nuevas dosis de ingenio que, en el mejor de los casos, consiguen algo de originalidad a base de combinar argumentos e ideas explotadas a su vez en otras historias.

Desde los clásicos zombies lentos y torpes hemos pasado a los actuales muertos-vivientes capaces de derrotar a Ussain Bolt en los 100 metros lisos. De los orígenes accidentales como consecuencia de los desmanes de la humanidad en el ámbito científico hemos llegado a que sean obra de la búsqueda del arma definitiva por parte de corporaciones sin escrúpulos. De ser algo irracional ha pasado a ser una enfermedad contagiosa.

Pero pese a los cambios y los giros (zombies en el siglo XIX, en el XX, en el espacio, en la literatura clásica, etc.) siguen produciéndose los mismos errores e incoherencias que, si bien dan igual en el desarrollo general de las tramas, sí que impiden que se dote de una consistente coherencia interna al mundo de los "come cerebros empedernidos" (por ejemplo, la duración de la "transformación" en zombie varía en función del protagonismo del infectado -desde "inmediato" hasta "varios días"; o ¿por qué a veces los zombies "se comen" a sus victimas y otras veces se contentan con infectarlas?).

En todo caso, el argumento en cualquier obra relacionada con este subgénero del terror suele centrarse en el papel de los "supervivientes", que son a la vez afortunados y desgraciados, valientes y cobardes, capaces de los mejor y de lo peor. En definitiva, la fuerza del relato (más allá de los sustos y las vísceras esparcidas por aquí y allá) suele estar en la capacidad del autor o director para sacar a la superficie las tensiones y vínculos que surgen entre las distintas personas que coinciden en esa desesperada huida que caracteriza a los protagonistas de estas historias.

Pero, un subgénero que acumula ya un muy elevado número de películas en su haber no podía seguir al margen de la comedia que todo lo inunda y Zombieland viene a llenar ese vacío sin llegar a caer en la parodia o el esperpento puro y duro (pese a lo que pueda parecer no estamos ante un "Aterriza como puedas" en versión muertos vivientes). Aprovechando las convenciones aceptadas, y sin añadir ni un gramo de originalidad en el planteamiento lineal de "apocalipsis-supervivientes-desenlace", Ruben Fleischer nos presenta una historia que combina a una serie de personajes estereotipos (el apocado Columbus, el amante de la violencia Tallahassee, la hermosa sin escrúpulos Wichita, la inocente Little Rock) con un mundo arrasado por la plaga zombie.

La trama es la siguiente: Columbus (Jesse Eisemberg) es un joven que ha sobrevivido a la plaga zombie gracias a la aplicación constante de una serie de reglas de supervivencia (¿Homenaje a Zombi: Guia de supervivencia, de Max Brooks?). En un momento dado, se cruza en su camino otro superviviente, Tallahassee (Woody Harrelson), que ha pervivido gracias a sus especiales dotes para matar zombies con cualquier tipo de arma. Aunque son personas de caracteres completamente divergentes terminan por asociarse durante el tiempo que tarden en llegar a un pueblo en el que volverán a separarse. Sin embargo, sus planes se ven frustrados cuando se encuentran con dos hermanas (Emma Stone y Abigail Breslin) que se dedican a hacerles la vida aún más difícil y con las que, finalmente, se dirigirán a un parque de atracciones a las afueras de Los Ángeles.

Con este sencillo planteamiento se desarrolla una trama sin muchos giros pero llena de humor que no duda en "visitar" de un modo ameno muchos de los lugares comunes del género de los muertos vivientes, pero resolviendo situaciones de un modo distinto y rozando el absurdo más descabellado (la escena del centro comercial y el banjo, la "matanza" desde el puesto de palomitas, la carrera dando vueltas alrededor del coche o la clasificación de "muerte zombie de la semana", son muestras del humor con que se afronta la temática). Zombieland, en este aspecto, opta por abordar la desesperación que siempre impera en las películas "post holocausto" desde una perspectiva más relajada, en ocasiones irónica, que sirve para mostrar la fina línea que separa la visión trágica y heroica de la cómica y satírica.

En definitiva, Zombieland es una comedia que pretende entretener por medio de la parodia del género de los muertos vivientes. Utiliza estructuras ya conocidas, introduciendo personajes muy trillados e incluyendo "gags" humorísticos de mejor o peor gusto con alguna que otra sorpresa. Recomendable para pasar el rato y descargar un poco el ya un poco cargado bombardeo zombie de los últimos años.

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