sábado, 25 de enero de 2014

Reseña: Terra Nova, volumen 2

Terra Nova, volumen 2.
Antología de ciencia ficción contemporánea.

VV.AA. Sel. Mariano Villarreal y Luis Pestarini.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Fantascy. Barcelona, 2013. Cuentos en inglés traducidos por: Raúl García Campos / Manuel de los Reyes / Juan Carlos Pavón / Mª Pilar San Román. 494 páginas.

En 2012 dos reputados expertos en ficción especulativa, Mariano Villarreal y Luis Pestarini, unieron fuerzas para ofrecer una «antología de ciencia ficción contemporánea» que fuese un reflejo de los mejores relatos del género, más o menos recientes, a nivel internacional, ya fuese en español o en lengua extranjera. Con el apoyo de la editorial Sportula, el resultado fue Terra Nova vol. 1, una antología que recibió unas críticas mayoritariamente positivas y que dejaba abierta la puerta a una posible segunda entrega. Una posibilidad que a lo largo de 2013 cobró realidad, amparada ahora bajo el ala de Fantascy, sello editorial de Penguin Random House centrado en la Literatura Fantástica. En esta ocasión la balanza se ha decantado muy levemente en favor de las voces extranjeras ―seis relatos traducidos por cinco escritos originalmente escritos en español de ambos lados del charco― con una selección realmente heterogénea y representativa de los derroteros actuales de la ciencia ficción.

Abre el volumen ―y sirve de inspiración para su portada― La textura de las palabras, de Felicidad Martínez, un relato cuya acción se sitúa en el universo de Akasa-Puspa ―aunque no hace falta saber nada de la recomendable saga para disfrutar del relato― y que hace hincapié en la situación de las mujeres ksatryas, parte de una hermética sociedad donde la separación de los sexos sigue unas rígidas pautas bajo la dominación masculina. La autora sigue la infancia y juventud de Charni, en una historia un tanto innecesariamente estirada y un poquito maniquea, pero muy interesante e introspectiva, profundizando en la existencia cotidiana de aquellas mujeres que encuentran su propio camino a pesar de las adversas circunstancias. La existencia de una línea narrativa que no llega a adquirir una resolución causa la impresión de encontrarse ante una obra inconclusa, a la que falte o sobre algo; aunque el resultado final sea más que satisfactorio.

El segundo relato, Separados por las aguas del Río Celeste, de Aliette de Bodard, se encuentra ambientado ―como gran parte de sus obras― en el muy amplio universo de Xuya, una línea temporal paralela donde la colonización de Ámerica tuvo lugar desde la vertiente asiática y, por tanto, el desarrollo de la Historia posterior fue significativamente distinto de lo acaecido en nuestra «realidad». En este caso, la acción se sitúa en un futuro distante. Xu Wen vuelve desde la estación orbital de Felicity Station a San-Tay Prime, un lugar que no pisa desde su infancia, para asistir al funeral de su abuela, Xu Anshi. A través de su mirada extrañada y sorprendida ante costumbres abandonadas tiempo ha en Felicity, el lector asiste a cuatro momentos significativos de la vida de la mujer que dominó los bots y lideró una sangrienta revolución mheng contra el régimen opresor, cercano al apartheid, de los san-tay. El choque generacional y cultural, la incomprensión ante los hechos de sus mayores, los aciertos y errores de una revolución, las ambiciones personales, la capacidad de perdón… son estudiadas en un relato tan intenso y agradable como en momentos puntuales algo desconcertante ante cierta falta de referentes del lector hispano del universo en que se desarrolla la acción ―con tan sólo otro par de cuentos traducidos al español―.

El volumen continúa con Las manos de su marido, de Adam-Troy Castro, un alegato antibelicista a la par que una historia de amor ciertamente «diferente». El marido de Rebecca, con quien llevaba poco tiempo casada, ha sido desintegrado en acción bélica. Lo único que ha quedado de él son sus manos y su memoria, preservada en formato electrónico e implantada posteriormente en aquellas. Rebecca deberá acostumbrarse a sus nuevas circunstancias, y ambos descubrir la manera de hacer frente a su nueva «vida» en común. El lector, salvada la inicial incredulidad que pudiera causar de entrada tal planteamiento, se va a encontrar con un gran cuento, entretenido y reflexivo, tratando con gran humanidad, bastante crudeza y unas gotitas de terror temas como la convivencia en pareja, el amor y la confianza entre los cónyuges más allá del mero contacto físico, la estupidez de la guerra y la difícil adaptación de los veteranos. Enorme.

Sin embargo, a continuación surge el escollo del volumen con ¿Pueden llorar ojos no humamos?, de Germán Amatto. Un decepcionante cuento cuya inclusión lleva a hacerse la pregunta de si se encontrará aquí para cubrir un supuesto «cupo» de autores sudamericanos. Una plaga ha hecho abandonar a la humanidad el camino de la ciencia y abrazar la fe cristiana como única solución. La Santa Inquisición se dedica a capturar a los enfermos y a los científicos que se encargaron de buscar una cura, sometiéndolos al «juicio de Dios» en busca de su purificación de una forma absolutamente fundamentalista. Un infectado, antes muy creyente, se cuestiona la razón de haberse contagiado y de tanto sufrimiento. El relato presenta por instantes una adecuada atmósfera tenebrosa, pero no remonta desde el absurdo de su planteamiento ―¿todo el mundo se olvida de la ciencia y cae en manos de un bárbaro oscurantismo?― ni de su posterior desarrollo.

Mariano Villarreal. (Foto: scifiportal.eu)
Menos mal que enseguida viene Juicio final, de Carlos Gardini. Una distopía de corte orwelliano, con un músico que, tras la muerte de su esposa, ha renunciado a seguir componiendo, pero que de forma inopinada es obligado a colaborar con el mediocre régimen autoritario que oprime a los argentinos del futuro ―y que tantos ecos trae del pasado―. Con una estructura casi surrealista, con líneas que se superponen y alternan, plantea la posibilidad de la huida de la propia vida sin caer en la muerte, un viaje en el tiempo, una serie de casualidades que no lo son tanto, una visión del Apocalipsis, la posibilidad de contacto con otra inteligencia... Una novela corta, de gran perfección estilística y narrativa, tan sugerente y fascinante como extraña, que solo al final, mirando hacia atrás, adquiere toda su auténtica dimensión ―y es mucha―.

Y para seguir con el buen tono la inclusión de Araña, la artista, de la autora de ascendencia nigeriana Nnedi Okorafor es otro de los grandes aciertos de la antología. Con formato de distopía ―recordando lejanamente alguna de las propuestas de Paolo Bacigalupi―, la narración se sitúa en una porción del África esquilmado por la avaricia de las potencias occidentales. Allí, para evitar los ataques a los grandes oleoductos que cruzan el país sin dejar ningún beneficio en los territorios que atraviesan, las compañías han creado un ejército de robots arácnidos dotados de una limitada Inteligencia Artificial con facilidad para usar la fuerza represiva con la mayor dureza. El relato, dotado de un tono lírico a pesar de las brutalidades que se están narrando, muestra la historia de una mujer, casada con un hombre frustrado y maltratador, que solo encuentra solaz y consuelo en tocar la guitarra que es el único recuerdo que le queda de su padre. La música unirá dos «mentes» dispares, venciendo el odio y la violencia que debería enfrentarlas; pero no logrará acabar con el sufrimiento. Una triste y melancólica denuncia del expolio a que es sometido el continente africano, de la destrucción de sus recursos naturales, de la problemática en que viven sus mujeres, de la discriminación e injusticias con que son vejadas incluso entre su propia gente, de la pobreza de los que ven como las riquezas de sus tierras son explotadas por los extranjeros con la aquiescencia de sus gobernantes. Un relato de gran belleza y nostalgia, con un final ambiguo que, según interprete el lector, puede ser tan esperanzador como oscuro.

A continuación La djin, de Pedro Andreu, es un breve y poético relato hermanado en la distancia con las Crónicas marcianas de Bradbury. En un planeta colonizado por los humanos, un granjero descubre con sorpresa una djinn, una hembra de la raza alienígena autóctona del lugar que los colonos creían haber exterminado hace tiempo. Su decisión de acogerla en su casa le va a traer una buena serie de problemas con sus vecinos, quienes desean «eliminarla». Poco a poco la incipiente historia de amor intra especies va virando de lo bucólico a lo terrorífico con un final quizá no sorprendente, pero sí apasionado y trágico. Un relato bello y evocativo que hace de su brevedad una de sus virtudes.

Y de lo poético a una propuesta un tanto más prosaica. Noches de cristal, de Greg Egan, como suele ser habital en el autor, es una muestra de grandes ideas con una plasmación narrativa un tanto desangelada. Un multimillonario, por motivaciones bastante personales y un tanto egoístas, inicia la carrera para el desarrollo de una Inteligencia Artificial consciente de nivel humano. Para ello compra la patente de un nuevo material, un cristal fotónico tridimensional, cuyas propiedades le permitirán conseguir la potencia de computación necesaria para emular un mini universo virtual en cuyo desarrollo, y en la evolución acelerada de sus «habitantes», cree que encontrará la llave hacia la aparición de esa inteligencia. Brillante en los postulados, no sólo en lo tecnológico sino también en el «juego» ético que el millonario se trae entre manos, el tono un tanto frío de su plasmación, el distanciamiento narrativo, no termina de implicar al lector en un, por otra parte, sugestivo relato. Eso sí, es de destacar que, para pertenecer a la vertiente hard del género, no es ni demasiado hermético ni complejo, sino bastante accesible a todo el que se adentre en él.

Cambiando bastante de registro, En el filo, de Ramón Muñoz, vuelve a lo distópico. Tras una Gran Guerra, de la que se ofrecen más bien pocos detalles, en las aguas del mar de China se ha formado una heterogénea ciudad flotante compuesta por un buen número barcos herrumbrosos de todo tamaño. El inspector Yang, caído en desgracia ante sus superiores, es enviado al lugar para investigar unas sospechosas muertes que en realidad a nadie interesan. Contra viento y marea, el inspector intentará resolver el caso para congraciarse con las altas esferas y poder regresar a tierra firme. Pero su determinación,de forma aparentemente inevitable, hará que de pronto se vea en medio de una guerra mafiosa mientras diferentes facciones buscan ciertos objetos de descripción, características y procedencia desconocida. Haciendo gala de una excelente prosa y un magnífico y logrado escenario, la trama peca de apresurada en ciertos pasajes, con situaciones más esbozadas que realmente plasmadas, lo que no impide que el lector se encuentre ante una intrigante novela corta que navega entre el noir y el thriller ecológico bajo el ropaje especulativo de un futuro cercano.


En El último Osama Lavie Tidhar ofrece un relato en clave de western con una singular variación de la temática utilizada en su novela Osama. El protagonista, Mike Longshott ―un nombre que supongo les sonará de algo a quienes hayan disfrutado de la citada novela― es un cazarrecompensas especializado en la captura de Osamas, réplicas del terrorista Bin Laden que fueron diseminadas de forma incontable e incontenible como medio de defensa ante ataques contra su persona. El futuro es un erial desolado, los Osamas degenerados campan a sus anchas, y Longshott recibe el encargo de internarse en un territorio inhóspito en su particular viaje al corazón de las tinieblas conradiano, teniendo que hacer frente a las consecuencias a las que ha llevado el intento de acabar con un símbolo o, peor, con sus ideas. La narración se ve salpicada con reveladoras reflexiones del propio autor en torno a la génesis de su novela Osama y sus experiencias con el terrorismo de Al-Qaeda y las reacciones de los países occidentales. Un relato muy intenso que, sin duda, invita a la reflexión.

Y la antología se cierra de forma magnífica con El hombre que puso fin a la Historia: documental, de Ken Liu. Sobre la base del estudio de las atrocidades cometidas por el Escuadrón 731 del ejército japonés antes y durante la II Guerra Mundial, el autor plantea cómo la manipulación del pasado puede influir en las relaciones geo-políticas del presente ―o del futuro―. El descubrimiento de unas partículas cuánticas que hacen posible «observar» una sola vez momentos del pasado permitirían confirmar o negar ciertos hechos atroces nunca reconocidos por los sucesivos gobiernos japoneses. La utilización interesada y partidista de los datos recabados levantará una gran controversia, llegando a plantearse la cuestión de a quién, en el presente, pertenece el «pasado», pero sobre todo induce a cuestionarse sobre la insoportable barbarie de unos seres humanos sobre sus congéneres, sobre la atrocidad de los crímenes de guerra, la manipulación o el intento de refutación de la verdad histórica, la negación de consuelo a las víctimas… La estructura del relato responde muy acertadamente a la de un documental televisivo, con entrevistas, supuestas escenas y voces narrativas superpuestas a las imágenes. De apariencia formal y sencilla, consigue que la voz del escritor no ahogue el mensaje sobre un tema a priori tan doloroso y controvertido.

Terra Nova vol. 2 contiene, salvo excepción, una notable selección de textos, convirtiéndose en un más que interesante, y recomendable, compendio de relatos de buena y reciente ciencia ficción internacional. Destaca además la cuidada traducción de aquellos relatos escritos originalmente en lengua extranjera. Unas traducciones que hacen muy agradable su lectura, consiguiendo adaptar y mantener el estilo de cada autor particular ―y en ese sentido la elección de varios profesionales, en vez de uno solo para todo el volumen, se muestra como todo un acierto al no producirse un efecto «unificador» entre ellos―. Y es que el lector se va a encontrar en sus páginas con una antología de gran variedad temática y estilística, que incluye desde distopías a propuestas de contenido hard, pasando por brillantes fábulas políticas y cuentos apocalípticos. Los diversos autores ofrecen miradas que proyectan nuestra propia realidad hacia el futuro con un afán de entretenimiento y una profundidad social, ecológica, política, económica, religiosa… transmitida a través de un ropaje adecuadamente literario. Una lectura imprescindible para cualquier amante del género de la ficción más especulativa y prospectiva. Además, se ha anunciado ya que la tercera entrega está confirmada, ¿se puede pedir más?

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